Elena Pulido, la bióloga que reforesta el monte con árboles productores de trufa

Elena Pulido es una bióloga cordobesa que ha creado un vivero pionero de árboles inoculados para la producción de la trufa en sus raíces. Distribuye distintas especies arbóreas autóctonas a fincas de toda España que se reforestan con estos ejemplares capaces de producir durante décadas la trufa, ese codiciado hongo para la gastronomía.

José Esquinas, el guardián de la biodiversidad agrícola para combatir el hambre y la pobreza

El ingeniero agrónomo José Esquinas ha trabajado durante 30 años en la FAO, la organización de Naciones Unidas que lucha contra el hambre en el mundo. Su labor ha contribuido a la preservación de la biodiversidad de especies agrícolas en todo el planeta, gracias al Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos que impulsó y que fue firmado por 140 países, para asegurar la conservación de la diversidad de especies agrícolas en bancos de germoplasma, su uso sostenible y la distribución justa de beneficios para los campesinos.

Antonio Bañón, un impulso decidido a la mirada social de las enfermedades raras

El diagnóstico de un hijo con una enfermedad rara lo volcó de lleno en su estudio.  Antonio Bañón, profesor de Filología española en la Universidad de Almería, es el impulsor del Observatorio de Enfermedades Raras. Se creó en 2009, pero no fue hasta 2012, con el respaldo de la Federación Española de Enfermedades Raras, cuando se consolidó. Desde entonces, el Observatorio recopila información sobre estas enfermedades desde el punto de vista social, educativo, cultural y de los medios de comunicación. Desde su creación han detectado un mejor tratamiento de estas enfermedades en los medios de comunicación y pide la implicación de la sociedad para hacer mejor la vida de los 8 millones de personas que en España padecen alguna enfermedad poco frecuente.

Sergio García-Dils, un explorador en busca de los secretos de la Tierra

Este sevillano de Écija pertenece al equipo de espeleólogos que ostenta el récord mundial de descenso en profundidad. Junto a científicos rusos, Sergio García-Dils ha descendido en 2016 hasta los 2.144 metros en una sima del territorio autónomo de Abjasia, en el Cáucaso. A pesar de la plusmarca, Sergio afirma que es el afán por conocer y documentar lo que ocurre en las entrañas de la tierra lo único que le mueve. Y es esa misma curiosidad lo que le llevó a su otra faceta: la de arqueólogo. Porque García-Dils, además de ser parte de la elite mundial de la espeleología, es el arqueólogo municipal de Écija, donde dirige las excavaciones de un yacimiento con restos que remontan al siglo IX antes de Cristo. ¿Encarna Sergio la figura del explorador romántico? Él prefiere huir de etiquetas. Más que de romanticismo habla de un trabajo constante y concienzudo.