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Cuando por distintas circunstancias Consuelo Lorente tuvo que regresar de Barcelona a su pueblo natal almeriense de Tíjola, nunca pensó en el giro que daría su vida. Un taller sobre cosmética natural fue el detonante de este cambio de rumbo. Utilizando ingredientes que cualquier persona puede encontrar en su nevera comenzó a realizar sus primeros productos. El éxito de este taller le abrió las puertas para crear la empresa Aroma de los Filabres junto a su sobrina en el año 2004. En la actualidad cuatro profesionales forman esta pequeña empresa que vende sus productos por toda España y que ha recibido incluso el reconocimiento de Carolina Herrera. Cremas, bálsamos y aceites realizados con mimo y con productos naturales y ecológicos de su comarca.