Dos jóvenes están detrás de Chicfy, el mercadillo virtual de moda de segunda mano más grande de España. A través de una app, el medio millón de mujeres que la utiliza actualmente puede vender la ropa que ya no usa. Este proyecto que nació en Granada y que ahora tiene su sede en Málaga procesa una venta cada diez segundos.
Mario es el gerente de Tomar Artesanía, una empresa dedicada a la confección de trajes cortos y de complementos para el aficionado al caballo. La compañía, con fábrica en Sevilla, comenzó su andadura hace 38 años, cuando el padre de Mario, vendedor de ropa de caballero, comenzó a cortar estos trajes tradicionales por las noches. Casi cuatro décadas después, exportan parte de su producción a Francia, Bélgica, Alemania y, en breve, también a China.
Nació en Alcaudete (Jaén), y allí creció rodeada por el mundo de la moda y la costura en el pequeño taller de confección de su madre. Claudina Mata estudió diseño de moda en Sevilla y ahora desde su atelier en Granada sus diseños llegan a muchos puntos del país. En 2012 ganó la primera edición del Premio Andaluz de Diseño y ese mismo año el Premio Nacional de Moda The Brandery Barcelona. También ha trabajado en televisión, micrófono en mano, en programas de Canal Sur y La Sexta.
Julio García, informático de Cádiz, es el creador de la app Mi Armario, una herramienta dirigida a solucionar ese dilema tan cotidiano que es decidir qué ponerse. La aplicación realiza sugerencias al usuario sobre la ropa de la que dispone en función de sus gustos, de las combinaciones deseadas y los complementos. Esas sugerencias tienen en cuenta, además, la predicción del tiempo para el día que comienza. Mi Armario tiene ya miles de descargas en España, América Latina y Estados Unidos.
Un diseñador gráfico y una programadora. Jorge y Mª Carmen se conocieron y decidieron emprender y llevar adelante una idea. Junto a un tercer socio pusieron en marcha LolaCamisetas, una pequeña empresa que desde Granada vende camisetas con diseños originales a toda España, e incluso a algunos puntos del extranjero. Famosos como Buenafuente, Berto Romero, Frank Blanco, Chicote o Jordi Cruz las suelen vestir en sus programas televisivos.
Desde un pequeño estudio del centro de Sevilla las creaciones de la firma de moda infantil Motoreta llegan a más de 25 países y se encuentran en unos 100 puntos de ventas en todo el mundo. Ellas lo tenían claro. Que sus diseños estaban hechos para romper fronteras. Las arquitectas Cristina López-Lago y María Llerena se lanzaron a esta aventura en el verano de 2013 con una primera colección que presentaron directamente en París. El 95% de su producción va fuera de España y cuenta entre sus principales clientes a Corea del Sur y EE.UU. La experiencia vital de ser madre fue lo que movió a Cristina a buscar una manera diferente de hacer las cosas. Ella se encarga de la parte de diseño y María, su socia de estudio, del marketing, concepto de marca y demás cuestiones. La suma de ambas ha logrado llevar el concepto del diseño a una moda demasiado dominada por los estereotipos y el de la sostenibilidad a una industria que a veces puja más por el producto que por las personas. No es el caso de Motoreta que se incluye en el movimiento Slow Fashion. Toda su producción se hace en España y lo llevan a gala en su eslogan de marca.
